Este artículo realiza una revisión bibliográfica sobre los Comedores Populares en Perú, una forma de ayuda alimentaria desarrollada a finales de los años setenta del siglo pasado. En sus primeros años, se consideraba que los Comedores Populares tenían valores adicionales a la ayuda mutua y la ayuda alimentaria, y se hablaba de ellos como si estuvieran reñidos con la ayuda alimentaria moderna. También se les consideraba innovadores al cuestionar los conceptos de género, ya que la mayoría eran organizaciones de mujeres. A pesar de que desempeñaban un papel tan importante, los Comedores Populares también estaban muy influidos por la política. Aunque la protección de la autonomía se consideró un desafío ante el uso político, se puede afirmar que los Comedores Populares pasaron por una transición en la que fueron incorporados a la administración pública como una política social moderna basada en el bienestar. En este contexto, a partir de 2020, ha emergido un movimiento nuevo y significativo: las Ollas Comunes. En la actualidad, donde coexisten la ayuda alimentaria estatal (desde arriba) y la ayuda alimentaria popular (desde abajo), resulta crucial considerar las prácticas de ambas organizaciones para repensar el significado de la ayuda alimentaria contemporánea.

El artículo aborda cuatro expresiones de migración forzada interna en Colombia, diferenciadas según el factor que origina la coacción: el conflicto armado, los desastres ambientales, el neoextractivismo y la falta de bienestar y vida digna. Todas ellas se reencuentran con frecuencia en la vida de las mismas personas y resultan muy semejantes por ser expulsiones que imponen cambios sustanciales y usualmente irreversibles en las vidas individuales y colectivas, con efectos materiales e inmateriales dolorosos, arrasadores. Quienes los sufren vivencian de inmediato una pérdida de dignidad, de lugar físico y social en su propio país, mientras son subsumidos por estructuras de poder que controlan y profundizan su empobrecimiento y exclusión. Por ello, sorprende la capacidad y el esfuerzo de quienes sufren el destierro, para resistir en luchas individuales y sociales que, de distintas maneras, abren un espacio para su propia dignificación.