Aunque dice García Márquez que la “soledad”, tema de vital importancia en su obra entera, es lo contrario de la “solidaridad”, ésta no juega un papel importante en la novela “Cien años de soledad”, ya que la novela enfoca precisamente en el tema de la “soledad”. Tampoco lo tiene la “complicidad”, muy frecuente en la novela, porque es la transgresión del destino de la “soledad” obligada a la familia Buendía, así como al pueblo Macondo. Aquí es donde se reconoce el sentido decisivo del “contacto”, que enlaza dos conceptos: la “soledad” y la “solidaridad”.
El “contacto” de los Buendía (o la gente de Macondo) con los otros (realidad, mundo exterior …), significa el deseo que se huye de la “soledad” forzada y parece que se realice a través de la introducción de varias comunicasiones nuevas, que tienen la tendencia hacia el anacronismo, muy reconocible en algunos aspectos de su narrativa. Pero el “contacto” siempre resulta fracasado, porque está estorbado por las dificultades provenientes de la “soledad”, to cual se aclara mejor en las cartas escritas (o intercambiadas) por los Buendía, sobre todo, en las de tres casos particulares. Primero: las cartas en torno a Pietro Crespi, escritas por y enviadas a Rebeca y Amaranta. Segundo: las cartas de Fernanda del Carpio, sobre todo, con los médicos invisibles. Tercero: las cartas llevadas a los muertos por Amaranta que se va a morir.
La tendencia anacróntica en “Cien anos de soledad”, muy característica tanto en su historia como en su obsesión por las cartas, significa, parece, la nostalgia por la “infancia”. Supone García Mírquez que la “infancia” se opone al régimen capitalista, que le causa a Macondo grandes estragos y de ahí, considera el modelo socialista en la realidad como el ideal de su propia idea literaria. Pero aquí, segün pensamos, se equivoca García Márquez, creyendo en la “infancia” corrom ida por el sistema social en la realidad, porque el conflicto no anandonado de los personajes familiares con la “soledad” se representa por lo que dicen las cartas.
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